Consuelo Mora, Coordinadora de comunicación de la IM-Defensoras, con insumos de Marusia López, Co-directora regional de la IM-Defensoras –
En la historia escrita por señores, los pactos se han acordado a través de honorables documentos firmados con sangre y aplaudidos en salones con ecos ensordecedores. Sus protagonistas han sido capaces de perforar y cortar la tierra, los cuerpos, la armonía y el tiempo con tal de lograr su cumplimiento. Con esto, se han repartido aquello que antes nos pertenecía a todas las personas y que, al mismo tiempo, no pertenecía a nadie. Esos pactos.
Nosotras hicimos otro pacto. Uno que viene del aprendizaje de la resistencia de las defensoras de los pueblos originarios de nuestra región. Uno que busca abrazar, enlazar saberes y defender. Un pacto que busca proteger las vidas de aquellas que lideran la lucha histórica de nuestras ancestras mesoamericanas, sobrevivientes de genocidios y conflictos armados: las defensoras de derechos humanos.
Hartas
En 2010, nos encontramos defensoras mesoamericanas y latinoamericanas de distintos géneros, orientaciones y diversidades. Estábamos hartas. Coincidimos en que no queríamos que siguieran asesinando a nuestras compañeras de lucha o que más activistas fueran criminalizadas. No queríamos vivir más ataques por parte de los malos gobiernos o discriminación dentro de nuestras familias, organizaciones y comunidades. Así formamos la IM-Defensoras.
Sabíamos que queríamos enfrentar la violencia desde una visión feminista pero no teníamos aún todas las herramientas para hacerlo. Aprendimos al andar, de la mano de las defensoras y comunidades que acompañábamos. Lo hicimos poniendo el cuerpo, estando con las compañeras en los momentos de riesgo, acompañándoles en sus comunidades, escuchando y atendiendo sus necesidades familiares, atendiendo el machismo dentro de sus organizaciones.
Datos que duelen: Sólo en 2022, al menos 20 defensoras fueron asesinadas en Mesoamérica, entre ellas 4 defensoras trans. En total, vivimos 4,803 agresiones contra defensoras diversas, organizaciones y acciones colectivas de defensa de derechos a lo largo del año. |
Juntas
Actualmente somos más de dos mil defensoras de 300 organizaciones articuladas en redes en México, Honduras, El Salvador y Nicaragua. Somos defensoras del territorio, feministas, defensoras e integrantes de la diversidad sexual y de género, sindicalistas, activistas de comunidades indígenas, y muchas más. Todas hemos creado nuestras propias formas de protegernos de la violencia.
Juntas, hemos formado un escudo inquebrantable al que hemos llamado Protección Integral Feminista: un pacto basado en la confianza política construida a través de los años entre defensoras, organizaciones y comunidades diversas. Es la promesa de protegernos juntas, entre defensoras.
Protegidas, insujetables, informadas y enlazadas
La Protección Integral Feminista (PIF) tiene miles de rostros e historias: una defensora que salva su vida y acuerpa a su comunidad. Una buscadora que encuentra justicia. Una periodista cuya denuncia es multiplicada por miles de aliadas. Una familia que se reencuentra. Vidas, penas, alegrías, fuerza.
No es un término fácil de explicar. Es un concepto tan complejo que para abordarlo, escribimos un libro que compartimos con el mundo desde finales de 2022 llamado “El Pacto de Cuidarnos. 2010-2021: La Protección Integral Feminista en Mesoamérica desde la IM-Defensoras”1. En pocas palabras: para explicar qué significa como visión y práctica política, la hemos dividido en cuatro grandes pilares y siete estrategias en constante revisión y transformación.
El primer pilar es poner el cuidado en el centro de nuestro activismo. El cuidado es un derecho, una necesidad vital y un principio básico del mundo que queremos construir.
El segundo pilar es reconocernos insujetables, diversas y transgresoras. Que somos sujetas políticas presentes en todos los movimientos sociales y que tenemos nuestras propias formas de enfrentar la violencia.
El tercer pilar es nuestro análisis del contexto. Cuestionamos, desde una noción de riesgo ampliado -incluyendo una visión de género feminista- a ese sistema que lastima y explota nuestros cuerpos y territorios.
El cuarto pilar se resume en la frase: Las redes salvan. Entendemos la protección no como un asunto individual sino como un proceso y capacidad colectiva que nos permite cuidarnos juntas.
Así lo hacemos
La protección integral feminista funciona en base a siete estrategias que se entrelazan entre sí.
Trabajamos en red. En el corazón de la IM-Defensoras están las redes de defensoras, que funcionan de forma autónoma pero articulada: la Red Nacional de Defensoras en Honduras, la Red Salvadoreña de Defensoras, la Red Nacional de Defensoras de México y la Iniciativa Nicaragüense de Defensoras.
Acompañamos ante situaciones de riesgo y violencia. Solo en 2021 desarrollamos 2,808 acciones de acompañamiento a defensoras en riesgo y 596 apoyos para contribuir a la vida digna de las defensoras.
Llevamos un registro regional de agresiones en cada país y a nivel regional analizamos sistemáticamente y con una metodología común la violencia que nos impacta como defensoras de derechos humanos.
Trabajamos por un activismo sostenible a través de la estrategia de autocuidado, cuidado colectivo y sanación. Un activismo en que el no tengamos que “dar la vida por la causa”, en el que nos demos el tiempo y el espacio para sanar las violencias.
Hacemos comunicación, incidencia y seguridad digital para la protección, denunciando las violencias a las que nos enfrentamos a través de alertas y acciones; dando voz y visibilidad a nuestras luchas.
Movilizamos recursos para desarrollar nuestras propias estrategias y formas de organización con autonomía, sostenibilidad y poniendo mucho énfasis en los recursos que se requieren para construir una organización y una red fuerte que pueda hacer el trabajo de protección en un contexto cada día más violento.
Desde 2019 integramos la sistematización y construcción de conocimientos a nuestras estrategias porque la Protección Integral Feminista no es una receta ni un modelo acabado, sino que se construye constantemente con nuestros saberes, prácticas y experiencias. Contamos ahora con una verdadera biblioteca con nuestra historia, nuestras experiencias y nuestros saberes construidos desde el 2010.
Un pacto para sanar
Cuando hablamos de pilares, estrategias y experiencias, hablamos de personas. De defensoras que ya trascendieron y que nos dejaron sus enseñanzas. De una presa política que puede reencontrarse con su hija y sanar bajo la mirada paciente y amorosa de una red que la sostiene. De aliadas dispuestas a abrir su casa a una periodista perseguida. De miles de rostros de mujeres diversas que pactan de sur a sur.
El futuro de Mesoamérica es tan incierto como el futuro de todas las otras regiones que viven el despojo de corporaciones, fundamentalistas, crimen organizado y Estados. Lo que sí permanece es la resiliencia y fuerza de un pacto amoroso, que no viene a irrumpir y dividir, sino a sanar y enlazar a quienes luchan por asegurar un futuro de justicia social, igualdad y gozo para todas las personas.
Ética feminista y colectiva de los cuidados
– Extracto del libro |
El “El Pacto de Cuidarnos” publicado en diciembre del 2022 se encuentra en línea en ingles y español.